Llevo muchos años en el camino cristiano y pues no ha sido nada fácil, desde los dedos acusadores hasta la propia familia y ni que se diga de la misma comunidad pero ante todo ello me digo: a quién le corresponde darme algún premio ya que soy consciente que si recibo un premio en este mundo lo mas seguro que arriba no tenga ninguno, y para mí es mejor atesorar las cosas del cielo.
Mi meta es Jesucristo, y me da mucha pena cuando veo gente que prefiere mirar la figura del hermano o del pastor antes que la de Dios, y al hacer esto ponerlos como modelo, el detalle esta en que son tan humanos como uno y en el momento en que alguno se equivoque en algo comienzan las crisis de fe, como si el hermano o el pastor fueran su meta. Claro que hay que testimoniar con el ejemplo y eso debe ser siempre nuestro actuar pero tengamos en cuenta que somos frágiles ante las situaciones de pecado, ante esto sólo nos queda huir.
No podemos coquetear con la tentación porque simplemente nos ganará y en cuanto nos demos cuenta ya estamos cometiendo el pecado.
Dice el refrán: "El que persevera alcanza". De nada nos sirve empezar con mucho afán algo que queremos lograr si no tenemos perseverancia. La mitad de los anhelos en nuestra vida se nos quedan en eso, en anhelos, en deseos, en sueños no realizados... y si analizamos bien el por qué no se hicieron realidad fue porque nos faltó perseverancia.
Lo mismo pasa en nuestra vida de fe para llegar a heredar el reino de Dios debemos perseverar, ante los problemas, los fracasos, las persecuciones, siempre mirar la meta y saber que Él esta con nosotros hasta el fin del mundo como lo prometió, y es promesa que siempre se cumple porque es palabra de Dios.
A veces con los años se viene como un cansancio, como una flojera, como una desgana espiritual. Ya no hay el ardor juvenil, se fueron los días en que el alma ponía en juego toda su fuerza para los sacrificios y la voluntad estaba al servicio de la fogosidad del espíritu para agradar a Dios. Es el momento del peligro. Peligro de abandonar el estar en pie de lucha.
El enemigo, el demonio ha esperado mucho tiempo, muchos años ese momento, este atardecer de nuestra vida, este estado de pereza espiritual. Ha esperado y ya saborea su triunfo al vernos flaquear, al ver nuestra tibieza, como poco a poco vamos dejando a un lado el sentido de nuestra fe y llenándonos de dudas acabamos por permanecer indolentes a todo lo referente a nuestra vida espiritual.
ante todo esto ser fieles a Dios y a sus promesas aunque el mundo lo quiera sacar de la sociedad, pidamos el Don especial de la perseverancia, para luchar y vencer!!!
Ánimo gente, mi deseo más grande aprendamos a vivir...
Comentarios
Publicar un comentario